lunes, 16 de noviembre de 2015

Lo que no te mata te hace más fuerte

Una figura corría por allí fuera, medio escondiéndose entre los árboles. Y aunque Frans sólo pudo ver a la persona unos instantes, reparó en que se trataba de un hombre corpulento que llevaba mochila y ropa oscura. Avanzaba agachándose, y había algo en su forma de moverse que le daba un aire profesional, como si se hubiera desplazado de esa manera muchas veces, quién sabía si en alguna remota guerra. Había una eficacia y una destreza en sus movimientos que Frans asoció a algo cinematográfico y amedrentador.
Quizá por eso tardó unos segundos en sacar su móvil del bolsillo. Intentó recordar cuál de los números que tenía en su lista de llamadas pertenecía a los policías. No los había introducido en sus contactos, tan sólo los había llamado para que los números quedaran registrados, pero ahora le entró la duda ¿Qué números eran los suyos? No lo sabía. Con manos temblorosas, probó con uno que se le antojó correcto. Nadie contestó; al menos al principio. Tres, cuatro, cinco tonos sonaron antes de que una voz jadeante contestara:
—Aquí Blom, ¿qué pasa?
—He visto a un hombre correr entre los árboles, junto a la casa del vecino. No sé dónde estará ahora. Pero podría estar acercándose hacia donde estáis vosotros.
—Vale, vamos a comprobarlo.
—Parecía... —continuó Frans.
—¿Qué?
—No sé... rápido.

Lo que no te mata te hace más fuerte
David Lagercrantz
Editorial Destino, 2015