viernes, 15 de julio de 2016

Irene



Estructuralmente, es un obseso. A pesar de las apariencias, no hay duda de que no está afectado por un delirio destructivo. Más bien por un delirio posesivo que lleva a la destrucción, pero no constituye la parte más importante de su búsqueda. Quiere poseer mujeres, pero esa posesión no le aporta tranquilidad. Entonces las tortura. Pero esa tortura tampoco le tranquiliza, por lo cual las mata. Sin embargo, el asesinato no tiene ningún efecto. Puede poseerlas, violarlas, torturarlas, descuartizarlas o ensañarse con ellas, la cosa no tiene solución. Lo que busca no es de este mundo. Sabe confusamente que nunca encontrará descanso. No se detendrá nunca porque su búsqueda no tiene fin. Ha adquirido, al cabo de los años, un auténtico odio por las mujeres. No por lo que son, sino porque son incapaces de aportarle consuelo. Ese hombre vive, en el fondo, un drama de soledad

Irene 
Pierde Lemaitre
2006