Else iba sentada atrás, fumaba un cigarrillo y miraba por la ventana. Cuarenta y seis veces había vivido la primavera en aquella ciudad, y cada una le había parecido más bella que la anterior. Adoraba la primavera, el despertar de la naturaleza, la luz delicada que todo lo embellecía, el calor en la piel, la expectación en su interior, la sensación de amar de forma más intensa y de ser amada más intensamente. Berlín en primavera, Pätz en primavera, sus hijos en primavera… ¿Volvería ella a…? Cerró los ojos y estranguló los pensamientos.
Pararon delante de la estación. El señor Budau sacó las maletas del coche, hizo señas a un mozo de equipaje, le dio instrucciones. Else iba a despedirse.
—No, señogha —dijo el hombre—, no voy a dejaghla sola.
La acompañó al tren, buscó el vagón y esperó hasta que el mozo hubiera depositado las maletas en el compartimento.
—De acuerdo, entonces. Que le vaya bieng —dijo, le cogió la mano y se la estrechó—. Que tenga bueng viaje, señogha doctogha Schrobsdorff, y quiegho decighle que lo siengto de todo coghazón. Pegho cghéame, señogha, todo pasa factugha en esta vida, tambiéng esto.
—Gracias, señor Budau —dijo Else sintiendo el nudo en la garganta y el ardor en los ojos—, adiós y buena suerte.
Tú no eres como otras madres
Angelika Schrobsdorff
Periférica & Errata Naturae, 2016
*En la foto aparece Angelika Schrobsdorff, de adolescente en Bulgaria
Este libro, narrado en primera persona por Angelika Schrobsdorff, la hija de la protaagonista, cuenta la historia real de su familia - de su madre, sobre todo - desde su nacimiento en 1893 en Berlín hasta su muerte en 1949. Una historia - la de esa Alemania - contada muchas veces, pero que siempre te descubre algo nuevo. Desgarradora y tierna, muy recomendable.
ResponderEliminar