Había dos jovencitas dentro del grupo y Lupita se dedicó a “recortarlas” duramente. Si había algo que le molestaba era la manera de vestir de las mujeres provenientes del campo. De inmediato aventaban el huipil y se enfundaban unos jeans, de ésos que se colocan a la altura de las caderas y se ponían unas ajustadas playeras por arriba del ombligo, que en conjunto no hacían otra cosa que resaltarles poderosamente la panza y las lonjas. Las imaginaba vestidas a la usanza tradicional de las comunidades indígenas de donde provenían y de inmediato recuperaban belleza y dignidad ante sus ojos. El trueque de la elegancia, originalidad y la hermosura de su ancestral vestimenta por la uniformidad de la ropa importada, fabricada en serie, carente de pasado y planeada para dar estatus a quien la portaba convertía a esas mujeres en usurpadoras. Al verlas Lupita se preguntaba ¿por qué se cortaban las trenzas y se hacían permanente igualito que el de la “Mami”?, ¿por qué se vestían de esa manera que en nada les favorecía?, ¿por qué hacían tanto esfuerzo por aparentar lo que no eran?
QUINIENTOS AÑOS ANTES
Se castigaba con cien azotes, una multa de cuatro reales o con la prisión a aquellos que vistieran trajes indígenas. Los españoles habían prohibido su uso después de la conquista pues consideraban que los indígenas tenían que asumir una nueva manera de hablar, de vestir, de comer y de actuar bajo sus órdenes. A todos aquellos que obedecían les era permitido vestirse y alhajarse a la usanza española, como recompensa por su sometimiento a las nuevas leyes.
A Lupita le gustaba planchar
Laura Esquivel
Suma, 2014
Lupita es una antiheroína, alcohólica, desastrosa, pero muy lista. Laura Esquivel -famosa autora de "Como agua para chocolate" retrata la sociedad mexicana con crudeza, realidad y bastante humor.
ResponderEliminarLa historia se repite! Siempre hay unos usos dominantes. Y en el caso de la moda esta el ejemplo muy claro
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