domingo, 6 de septiembre de 2015

La chica del tren

Megan sigue desaparecida y he mentido —repetidamente— a la policía.     

Cuando llegué anoche a casa estaba asustada. Intenté convencerme de que habían venido a verme por lo del accidente con el taxi, pero eso no tenía ningún sentido. Ya había hablado con un policía en la escena del atropello: estaba claro que había sido culpa mía. Así pues, la visita tenía que estar relacionada con los acontecimientos de la noche del sábado. Debía de haber hecho algo. Debía de haber cometido algún acto terrible que no recordaba.     Sé que parece improbable. ¿Qué podría haber hecho? ¿Ir a Blenheim Road, atacar a Megan Hipwell, deshacerme de su cadáver en algún lugar y luego olvidarlo todo? Suena ridículo. Es ridículo. Pero sé que el sábado pasó algo. Lo supe en cuanto miré ese oscuro túnel que cruza por debajo de la línea del tren y la sangre se me congeló en las venas.

Las lagunas mentales existen, y no me refiero únicamente al hecho de no recordar bien cómo se regresó del club a casa o a haber olvidado aquello tan gracioso de lo que se habló en el pub. Es distinto. Me refiero a una negrura absoluta, a horas perdidas que ya nunca se recordarán.

La chica del tren
Paula Hawkins

1 comentario:

  1. "La chica del tren" es el best-seller del verano, una novela que mezcla intriga y misterio con las dudas existenciales de treintañeros en crisis...La novela se lee de forma ágil. A mi me daba mucha sed, si la leéis adivinaréis porqué.

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