—Llevo dos años en este convento y la verdad es que apenas he salido de la biblioteca —dijo sonriendo—, me gusta pensar que soy el heredero de la tradición de uno de aquellos frailes que dedicaron su vida entera a transcribir un libro, aunque yo lo hago en una versión bastante más moderna y menos interesante —añadió, haciendo un amplio gesto hacia un grupo de estanterías metálicas colocadas en hilera en una zona oscura de la biblioteca.
Los legajos tenían un aspecto viejo, aunque aparecían bien ordenados.
—No me diga que son los ficheros del seminario —dijo Manuel impresionado.
El fraile asintió satisfecho por su consideración.—
Así estaba todo cuando yo llegué. Realmente, aquí nunca había habido un hermano bibliotecario; distintos frailes, lo que yo llamo gatos de biblioteca, se habían ido ocupando del mantenimiento de los libros y de los ficheros y, aunque con muy buena voluntad, lo habían hecho como Dios les dio a entender —dijo riéndose de la broma—. Cuando llegué no había ni un solo documento informatizado. Los ficheros y los legajos se acumulaban en cajas de cartón apoyadas contra la pared del fondo y casi hasta el techo.
—¿Hasta qué año ha llegado?—Hasta 1961.
En 1961, Álvaro ni siquiera había nacido.
Todo esto te daré
Dolores Redondo
Planeta, 2016
*La foto es de la Ribeira Sacra
Poco tiene que ver con la famosa Trilogía del Baztán: las partes de la investigación y el misterio están bastante bien, pero las descripciones y la parte "intimista" del personaje deja bastante que desear. Se embarulla demasiado y al final te deja frío.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, se alarga mucho en las descripciones donde no hace falta, y cuando tiene que profundizar en los personajes, pasa de largo y casi no conoces nada de ellos.
EliminarNo me ha enganchado como la trilogía. Pasable,