150 mil copias de mi infelicidad fueron vendidas en tiendas autorizadas. «Ca-ra-me-los» se alzó con el título de nuestra canción más famosa, más querida, más escuchada, más aplaudida. «Ca-ra-me-los» nos abrió puertas de recintos que hasta entonces sólo frecuentaban grupos masivos. Nos trajo el patrocinio de una marca de refrescos que yo detestaba, y nos llovieron ingresos que no podíamos ni intuir que alcanzara gente como nosotros. Me fascinaba la idea de que tantas personas convirtieran nuestros dolores en dolores compartidos y nuestras esperanzas en esperanzas compartidas. Fuimos un grupo sincero cuando podíamos habernos limitado a la solvencia profesional. Gus, Animal y yo nos pusimos a cantar lo que sentíamos. Ausencias, ilusiones rotas, esperas sin recompensa, soledad, humor de supervivencia. Con el tiempo supe que la tristeza, que me duró tantos años, era un motor para la música. Que los de afuera necesitan percibir que les hablas de ti para encontrarse contigo en el espejo. En una entrevista de radio, Gus dijo algo que me emocionó, y lo dijo mientras clavaba sus ojos en mí, somos el grupo menos cínico del mundo. Somos transparentes. Hacíamos canciones para sanar las heridas, porque no conocíamos otra medicina. Regalábamos caramelos porque necesitábamos caramelos.
Animal me preguntó un día si todo el dolor por la ruptura con Oliva no era también útil. Puede que hasta para las canciones, todo esto te servirá, me dijo. ¿Para las canciones? Me invadió una cierta rabia. Sabía que lo decía con su mejor intención, pero un minero no necesita que su vida se hunda en un pozo oscuro para mejorar en el trabajo. Ni un barrendero será mejor si vive entre basura. Ni un doctor aprende más medicina por padecer todas las enfermedades. Ni un agente de seguros es mejor vendedor de su producto si se le quema la casa o ve constantemente morir a familiares. No necesito que la canción más triste del mundo me caiga encima para hacer una canción.
Tierra de Campos
David Trueba
Anagrama, 2017
Tierra de Campos
David Trueba
Anagrama, 2017
David Trueba escribe un libro especial para lectores a los que les guste la música. Si además naciste alrededor de 1970 te verás reflejado en gran parte de su historia. Si cumples las dos condiciones te encantará este relato generacional que habla de lo de siempre, la familia, la amistad y el amor a la vez que suena una melodía.
ResponderEliminarPD: como yo las cumplo me ha gustado mucho.