lunes, 26 de septiembre de 2016

Lo que a nadie le importa


Mi nacimiento coincidió con la jubilación de José Molina. Que te entreguen la tarjeta dorada de Renfe al mismo tiempo que te ofrecen tu primer nieto para que lo cojas en brazos debe dar vértigo y náuseas. Un día eres un empleado del Corte Inglés, tirano padre de hijos asustados y fotógrafo adúltero de mujeres muertas, y al día siguiente eres un  anciano con ofertas del Imserso en el buzón y un nieto flacucho y moribundo que no sabes cómo sostener porque hace mucho tiempo que no coges un bebé. La ancianidad no llegó sibilina, anunciándose con ahogos, crujidos de huesos y susurros arrugados en el espejo. A mi abuelo, la vejez se le echó encima de un día para otro. Ya es usted un anciano, le dijo el mundo, tome sus tarifas reducidas de metro y el cochecito de su nieto y empiece a comportarse como un viejo. Líe tabaco, hable de la guerra y quéjese de la juventud, que no respeta nada.

Debería estar prohíbido jubilarse y tener nietos a la vez. Es mucho de repente, como si la vida te desterrara con una patada a la Siberia de las clases pasivas.

Lo que a nadie le importa
Sergio del Molino
Random House, 2014

*En la foto está mi padre, el abuelo Julio, con sus nietas Amanda y Valeria, en el año 2002

1 comentario:

  1. “Lo que a nadie le importa” cuenta (muy bien) la historia del escritor y su abuelo, mezclando realidad y ficción, historias e Historia. De forma autobiográfica, las dos historias corren paralelas hasta que convergen. Me ha gustado mucho.

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