miércoles, 1 de marzo de 2017

El asesinato de Sócrates

El dios supremo estaba sentado en su trono de oro y ébano, y su cuerpo de marfil relucía por el aceite con que lo untaban para protegerlo de la humedad. Tenía el torso desnudo; un manto de oro le cubría las piernas, ascendía por su espalda y caía hacia delante por su hombro izquierdo. Miraba al frente con la serenidad que sólo es posible en el rey de los dioses.

Perseo se acercó muy lentamente, alzando la mirada cada vez más. El dios rompería el techo del templo si se levantara del trono. Sus dimensiones eran colosales, pero los materiales utilizados por Fidias, y el modo en el que reflejaba la luz de las grandes lámparas que lo rodeaban, le proporcionaban ligereza y una sensación de realismo tan intensa que parecía que en cualquier momento inclinaría la cabeza para mirar a quien lo contemplaba.

Para resaltar la luminosidad de la estatua, Fidias había hecho que el suelo de la nave se recubriera con losas de piedra negra procedentes de Eleusis. Alrededor del trono, un reborde de mármol de Paros recogía el aceite que se vertía sobre el dios. El armazón era de madera y se podía penetrar en su interior, pero la superficie de la formidable escultura estaba realizada con marfil y piezas de oro a las que Fidias había dado forma mediante moldes de arcilla. Zeus sostenía en la mano derecha una escultura de oro y marfil de la diosa de la Victoria más grande que un hombre, y en la mano izquierda sujetaba un largo cetro rematado por un águila.

En cada lateral de la nave, una hilera de columnas sustentaba una plataforma de madera. Encima de ella había otra fila de columnas, de modo que se formaba una galería superior. Perseo subió por la escalera que daba acceso a la galería del lateral derecho.

Ahora se encontraba justo debajo de la cabeza del dios.

El asesinato de Sócrates
Marcos Chicot
Planeta, 2016

1 comentario:

  1. Meterse en esta novela es como viajar a la Antigua Grecia para conocer un poco mejor la historia y a sus personajes, algunos históricos y otros de ficción, que sirven para llevarnos a las guerras contra Esparta, las olimpiadas, la Asamblea y la vida cotidiana de Atenas. Para aprender leyendo.

    ResponderEliminar