domingo, 7 de junio de 2015

Memorias de un cazador

Yermolái pertenecía  a uno de mis vecinos, un terrateniente chapado a la antigua. A los terratenientes chapados a la antigua no les gustan las "becadas"y son partidarios de las aves de corral. Tan sólo en contadas ocasiones, como el día del cumpleaños, del santo y de las elecciones, los cocineros de los terratenientes de rancio abolengo se aprestaban a condimentar aves de pico largo, y con ese apasionamiento propio del ruso cuando no sabe bien lo que hace, inventan para ellas aderezos tan complicados, que la mayoría de los comensales examinan con curiosidad y atención los manjares que les han servido, pero no se deciden en modo alguno a probarlos. Yermolái tenía orden de suminsitrar una vez al mes a la cocina del señor dos parejas de urogallos y perdices, por lo demás le estaba permitido vivir dónde y cómo quisiera. Habían renunciado a él como persona inepta para cualquier clase de trabajo, por considerarlo como un "escuerzo", como decimos en Oriol. Ni que decir tiene que lo le daban ni pólvora ni perdigones, ateniéndose a las mismas reglas, según las cuales él tampoco daba de comer a su perro.


Yermolái era un individuo de un género muy singular: despreocupado como un pájaro, bastante parlanchín, de apariencia distraída y torpe; era muy dado a la bebida, no podía estar quieto en un sitio determinado, arrastraba los pies al andar y caminaba haciendo eses, y con todo y con eso se tragaba unas cincuenta verstas en un día.

Memorias de un cazador
Iván Turguénev
Editorial Cátedra

3 comentarios:

  1. Iván Turguéniev es un escritor ruso del siglo XIX. "Memorias de un cazador" son las andanzas de un terrateniente en una Rusia en la que los criados eran tratados como siervos, y los siervos como exclavos. Leyéndolo puedes entender con bastante facilidad lo que ocurrió después en un país en el que los mujiks -campesinos - vivían sus extremas penalidades con resignación basada en la fe religiosa y la absoluta dovición a su barin- señor-.
    El libro me lo he leído porque Francisco Nixon se inspiró en uno de sus cuentos - El médico rural - para escribir una de las canciones de su nuevo disco "Lo malo que nos pasa", aunque la canción y el relato no tiene nada que ver - con excepción de que el médico es "de baja estatura, delgado y pelinegro", o sea igual que Fran.

    Lo cierto es que me ha gustado. El libro tiene pasajes tiernos, otros duros y alguno bastante divertido. Lo único malo es que lo saqué de la biblioteca y la letra era muy pequeña.

    ResponderEliminar
  2. Te lo podía haber prestado yo. La letra es más grande y se lee bien.

    A mí también me gustó. Y si te ha gustado, léete (si quieres) "Las almas muertas" de Gogol. Aunque es un libro incompleto que Gogol destruyó varias veces cada vez más enajenado, describe muy bien el valor de la vida en Rusia en aquellos tiempos. Y no es un libro amargo. Gogol siempre criticaba desde el humor y la ironía. En realidad lee (si quieres) a Gogol, cualquier cosa de él.

    ResponderEliminar
  3. Me apunto a Gogol para este invierno, que es la época perfecta para leer sobre Rusia.

    ResponderEliminar